Jaume Plensa: «Shakespeare pasó su vida intentando hacer los retratos del alma»
NATIVIDAD PULIDOMADRID. No tiene ninguna prisa en sacar todo lo que lleva dentro: «Necesito tiempo para cada territorio». Y son muchos los territorios que transita este escultor-poeta. Jaume Plensa
No tiene ninguna prisa en sacar todo lo que lleva dentro: «Necesito tiempo para cada territorio». Y son muchos los territorios que transita este escultor-poeta. Jaume Plensa es, quizá, el artista que menos se parece a sí mismo. Cada exposición es una aventura nueva. Acaba de mostrar, con éxito, su cara más espectacular en la Ópera de París, donde ha estrenado con La Fura dos obras de Bartók y Janácek. Ahora nos presenta en el Círculo de Bellas Artes su lado más íntimo con una exposición de los dibujos que ha hecho en los últimos cuatro años. «El dibujo es la base del trabajo -dice-. Por su inmediatez, te permite experimentar ideas y abrir pequeñas puertas que te llevan a otras cosas».
Bajo el título «Sinónimos», se reúnen obras de tres series con un nexo común: el ser humano. «Me interesa el cuerpo como lugar. Incluso en épocas de mi obra que no trabajaba con la figura, el cuerpo estaba presente por ausencia. Busca, como buscaba José Ángel Valente, el alma. Esta idea del alma, que también intentaba capturar Shakespeare. Yo soy más escultor en esto: intento hablar de la botella que contiene este mensaje. Cada espectador tiene que abrir su botella e intentar leer el mensaje».
Por un lado, se exhibe una veintena de los 52 dibujos que ilustran el teatro completo de Shakespeare en un libro de Círculo de Lectores/Galaxia Gutenberg, que se publicará en abril. «Siempre me han fascinado los ojos y la boca. De niños nos decían: la cara es el espejo del alma. Un día en París encontré en un libro una definición de cara que me pareció muy adecuada: la cara es la única parte del cuerpo que no está hecha para ti, está hecha para el otro. Y así es. La cara es lo que el otro ve de ti. Me pareció que estaba muy unida a los trabajos que he hecho sobre el sonido de mi sangre, que también lo tenemos vedado: es el único sonido que no podemos oír».
Shakespeare, comenta Plensa, «pasó toda su vida consagrado a intentar hacer los retratos del alma. Yo quería hacer como los contenedores de este alma. Y me pareció que la cara era el lugar adecuado. Era absurdo intentar ilustrar a Shakespeare. Yo entendí este proyecto como ir a visitar la casa de tu abuela. Quería que él contara cosas. En el libro los dibujos están impresos sobre papel transparente. Nunca dejas de ver el texto de Shakespeare. Me parecería un acto de arrogancia. Al abuelo se le ha de escuchar: te cuenta batallas, historias míticas, épicas y tú sueñas. Más que una ilustración es un diálogo con Shakespeare». Plensa ha utilizado las ventanas de la Pecera del Círculo (la cafetería)como soporte de seis dibujos de esta serie: «He intentado que el dibujo sea público y pueda trascender, que puedas ver la espalda del papel».
De «La ruta de la seda», que comenzó en Londres hace dos años, se muestran 15 dibujos eróticos, con cascadas de palabras sobre el cuerpo desnudo de la mujer, a la que rinde homenaje. «Cuando algo muy convencional lo cambias de posición siempre coge un lirismo y un contexto poético maravilloso». Plensa ve estos dibujos como fotogramas de un filme. La muestra se completa con 16 dibujos de la serie «Anónimos»: la tinta chorrea sobre cuerpos de personas anónima
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